The Grand Hotel Budapest

Otra obra de Wes Anderson. Esta vez con arquitectura de otro Siglo.  La Época de La Gran Europa de los balnearios, los Grandes Viajes, y la Cultura mezclada con los modales y los idiomas. Los hoteles como lugares de encuentro, vidas narradas, sueños y aventuras. El arranque de la película es soberbio, atrapa y pides que no decaiga el ritmo ni la fuerza. El peso de la Historia lo lleva Ralph Fiennes, secundado por un reparto de lujo: actrices y actores de reparto para la ocasión, que consiguen una obra hermosa, divertida, melancólica, llevada al límite del estilo personal de Wes, sin caer en el esperpento. El bigote dalianiano de Brodey, el miedo que mete su hermano Dafoe, la dulzura de unos personajes amenazados por el terrible y cruel nazismo ,contado todo en un tono de aventura, pero narrando historias de seres humanos. La casa de muñecas, que es ese hotel que me atrapa y me da ganas de no salir jamás de él. Afuera soplan malos vientos. Escucho al recordarla textos de Sandor Marai, y de La montaña mágica. Y nunca me canso de ver las delicias que rueda este director y que me huelen siempre a buen cine.

Adrien Brodey

No sé cuál es la razón, pero el papel que interpreta el atractivo y gran actor A. Brodey en “Datachament”, traducida incomprensiblemente en España como “El profesor” me lleva a pensar en otra de sus películas: “Viaje a Dajerling”, la cual me acerca a “Moonsrise Kingdom” excelente por muchas razones. Ya que me he metido en este berenjenal del cual no se como saldré, eso es escribir ante un soporte en blanco, veamos.

Adrien Brodey en Datachament borda un papel nada fácil, que acompaña con una voz soberbia y una dicción modélica para futuros actores. La estética que propone el director en Moonrise Kingdom es superior a la de Viaje a Darjeeling. Los actores infantiles de la locura tierna y enternecedora, plagada de humor y de sensatez infantil no tienen nada que envidiar a algunos de los adultos compañeros de reparto. La niña prostituta que acompaña a Henry Barthes, el profesor sustituto que borda Brodey, le da unas replicas tan intensas como reales.Wes Anderson nos lleva al verano de 1965, con juegos, objetos y colores de hace mas de 40 años. Tony Kaye nos mete en las tripas de los pasillos de un instituto de adolescentes en plena desorientación del siglo XXI: hiperrealismo. Obras de teatro infantiles y boys-scout frente a noches cerradas  de putas entre lágrimas.

M.K es una mirada a la infancia de su creador. Con un paraíso visual que hace las delicias del observador. Actores y actrices fetiches. Deliciosa la interpretación del duende Bob Balaban enfundado en una inolvidable trenka de color rojo y gorro de lana invernal, narrando la meteorología y la geografía de irrealidades adultas y fantasías y agallas adolescentes de este cuento entretenido y ensamblado con tan buen pulso.

La banda sonora de Datachamen la ponen los planos desenfocados, la vida real del instituto, la mirada perdida de algunos alumnos, los lloros, la sordidez de la prostitución. La sonoridad de la madre de  Henry muerta cuando el tenía solamente 7 años, recordándola cada vez que visita a su abuelo perdido en el densa y oscura selva del Alzheimer.

Viaje a Darjeeling tiene baches. En algunos momentos me fui del film. En M.K es imposible parpadear o dejar de sonreír y reír. Ritmo acertado y una excelente banda sonora. Muy recomendable. Se retoma a Britten y su “Guía para jóvenes músicos”, además de a Bernestein y una F.Hardy que da pie a una grandiosa escena de baile entre los jóvenes sincera e ingenuamente enamorados.

Vaya triángulo que he trazado. Ángulos imposibles. Vértices obvios. Hipotenusas y catetos que a lo mejor sólo veo yo. Fórmulas no matemáticas para escribir acerca de un mundo, el mío,  que quiero compartir con vosotros. Perdonadme.