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jueves, 15 de agosto de 2013

Tardes y noches de verano


Releyendo a Sandor Marai, hablando de su obra y de él, entre cafés y tés en las tranquilas tardes de Agosto. Buda y Pest cambiando al ritmo de las estaciones, con sus otoños y primaveras, de los que ya escribí aquí. Sus retratos de las gentes, sus pequeñas vidas decadentes, los diálogos entre parejas...Su vida de continua huida de las dictaduras, su miedo a vivir incapacitado recién enviudado, al borde de cumplir nueve décadas en San Diego.

Vuelvo también a mirar con parsimonia y admiración la obra de David Hockney. En concreto Una visión más amplia. Y no me canso de leer como se renueva, se inventa, se reinventa. Duda de todo y aprende cada día. Se trajo los colores de California, cuando hace unos años se mudó a vivir a las tierras de su infancia acá a los paisajes de su infancia en Yorkshire. Volvió a beberse la intensidad de las experiencias que le convirtieron en parte de lo que ahora es. Arena, escolleras, niebla, trigales, nieve, vientos del Este, espinos, árboles talados...Y la mirada hacia atrás le hizo usar nuevas técnicas y nuevos formatos. Instrumentos para una nueva mirada: I-Pad, acuarela, coches con nueve cámaras para ver en tres dimensiones,... Artista que con la edad busca la técnica, el instrumento para ver mejor, para descubrir lo que no existía  para que sus intuiciones y revelaciones se plasmen en un collage, una fotografía, una acuarela de enormes dimensiones o en la pantalla de un I-Pad.


Años antes investigó y cuestionó la cámara lucida de los pintores del Renacimiento. La maquina inventada por Kepler, olvidada y denostada hasta el muchos años después,  nos sugiere (según Hockney y Charles M. Falco ) que los avances en el realismo y la precisión en la historia del arte occidental desde el Renacimiento fueron principalmente el resultado de ayudas ópticas como la cámara oscura , la cámara lucida y espejos curvos , en lugar de únicamente por el desarrollo de la artística técnica y habilidad. En su libro de 2001: El conocimiento secreto: Redescubriendo las técnicas perdidas de los viejos maestros , Hockney analiza la obra de los viejos maestros y argumentó que el nivel de precisión representado en su trabajo es imposible sin estas ayudas. 


Mirar el cielo. Contemplar las estrellas. Sentirnos parte de el universo. Admirar su belleza.
La noche como el paisaje diurno tiene las nubes, los astros, la hermana Luna,  anillos, cúmulos, cometas o asteroides, escuchando el silencio roto de la noche por algún búho o gato nocturno. Nuestra maquina del tiempo al alcance del ojo en las noches de agosto.