Powered By Blogger
Mostrando entradas con la etiqueta Dans la ville blanche. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dans la ville blanche. Mostrar todas las entradas

lunes, 12 de diciembre de 2011

VOS Cine: Dans la ville blanche de Alain Tanner


Bruno Ganz el marinero que desembarca en la lentitud de Lisboa

Craere con calma, passo dopo passo.


La ciudad blanca, de Alain Tanner (1983), que yo vi posteriormente a ese 1983, en aquellos años de cine de la TV2, a altas horas de la madrugada para poder escuchar y leer en VOS. Un marinero, llegado de la inmensidad de los océanos desembarca en una ciudad portuaria: Lisboa y sus Tranvías. El Tajo (y a la vez  el Rin: los dos ríos de la vida de Paul) y la lengua de Pessoa. Atrás deja su casa: un barco grasiento y ruidoso que nunca paraba de navegar. El café portugués, la pensión, la enorme sensación de libertad de falta de rutinas y horarios. La huida hacia lo desconocido. Una mujer en Suiza que recibe cartas en alemán con grabaciones realizadas con la cámara S-8 del marinero Paul. Una camarera lisboeta de taberna portuaria que habla lisboeta y ama en francés. Sin la VOS este maridaje de las lenguas deja sin sentido la visión y audición de la obra de A. Tanner.  La Lisboa más soleada y paseable, el contraste con la nocturna y canalla. La vida gira y el protagonista se ancla a la ciudad para detenerse, y  mirarse. Memoria, mirada y morada. La feminidad de Teresa Madruga (Rosa), encarna la ilusión de otras vidas posibles, en el cuerpo y el alma de mujer de ser desconocido y que aparece mágicamente en el camino sin avisarnos para proponer otra vida a partir de ese instante. Ese lugar en donde el reloj gira a nuestro favor: Bar Inglés del Cais do Sodré. Tras enamorarse, Rosa y Lisboa sitúan al navegante Paul ante el abismo, ante el laberinto terrestre de su vida,  poniendo a prueba los aprendizajes de su Odisea en desde su desembarco y deserción.




Y qué decir del escritor John Berger (1926) mano a mano en este guión y en otros de Tanner (1929): yo en aquella época no sabia de la escritura, ni de la sabiduría ni belleza de la mirada del escritor londinense, apátrida  perdido en la Alta Saboya y después hermano de todos aquellos parias y desheredados de la Tierra. Los círculos se cierran, y tras conocer su obra a través de Miquel Barceló en el MACBA en 1997, ya sus libros jamás han abandonado mis estanterías de escritos imprescindibles.
Recuerdo nítidamente las sensaciones de lentitud, de paz, y de poesía visual en una obra de arte de poco presupuesto, repleta de belleza y que siempre estoy dispuesto a rememorar para acabar paseando por la incomparable capital Lisboeta.
Podía haber sido ésta o alguna de otras más, pero la he elegido porque su compañía no me abandonó nunca, y por muchas de sus propuestas que me resultan cercanas en lo vital: la huida de un tiempo y una vida que no es la que queremos vivir. La libertad de vivir cada uno su  propia vida por encima de todo. El pararse y bajarse de la máquina del tiempo a un paraíso terrenal de lentitud, humanidad y disfrute. Saboreando otras cosas que no sean el dinero y la producción mercantilista. Disfrutar en esta vida (hay vida antes de la muerte) de la poesía del amor, de las sábanas blancas tendidas al sol, de los paseos sin reloj, de un vino en buena compañía,...pues en cualquier momento todo lo no dicho, lo no soñado y no realizado, ya no podrá materializarse jamás, por la visita  de esa certeza que llamamos Muerte. Al final no puedo dejar de escribir sobre la música que araña al espectador levemente, dejando caer notas sin estridencias. Este hermoso conjunto desordenadamente ordenado de guión, actores, actrices, director, equipo e hicieron que comprendiera que no me había visto una película a mí. No solamente me había hablado en mi lenguaje desde la pantalla. Me transformó ya en otra persona a través de la magia del cine.  Veo la vida con otros ojos: ojos que me colorearon tantas películas, tantos libros, y otras tantas escenas de teatro, tantas culturas y paisajes y tantísimos amigos y amigas que nunca dejan de  aportar a mi persona, y que espero lo sigan haciendo durante mucho tiempo.