Powered By Blogger
Mostrando entradas con la etiqueta Camareros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Camareros. Mostrar todas las entradas

jueves, 27 de septiembre de 2012



Barnanit V


El camarero del bar donde amo, 
escribo, sueño, pienso, me aburro, te espero;
mi segunda residencia si fuera una escritora de moda, 
una burguesita de moda,
una tensita o una presentadora de televisión.
El camarero del bar me sonríe 
a pesar del calor del verano.
Trabaja demasiado.
Catorce horas de una mesa a otra, 
y el pedido lo más rápido posible.

Cualquier día se va a deshidratar.
Y los médicos le darán pastillas de potasio, 
no un salario mejor ni menos horas de trabajo.
El camarero tiene camisa blanca y un pantalón negro, 
los cabellos cortos, 
veinticinco años.
Le gustaría irse a dormir 
pero los parroquianos de estío en la ciudad somos pobres, 
insomnes y muy pesados; 
comemos, bebemos, charlamos.
Está deseando irse.
¿Para esto se hizo la revolución bolchevique?, 
¿para esto triunfó el capitalismo?
Catorce horas salvajes, 
catorce horas sumisas.
‘Después me toca ir a limpiar’, 
 me dice con resignación.

No leyó El Capital, 
no sabe posiblemente en qué consiste la plusvalía, 
pero la genera.
Las mesas están sucias, 
los residuos del comer, del beber, 
los servicios también están sucios.
Cuando se cumplan las catorce horas se irá, 
mal pagado, mal dormido, 
convencido de que éste es el único sistema posible.
Es verdad, 
yo tampoco puedo pagarle con poemas, 
yo también estoy mal pagada.
Le deseo las buenas noches.
Me voy a dormir.
Nuestra jornada de bar ha sido larga, 
a pesar de que yo sí leí El Capital .

Cristina Peri Rossi