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domingo, 9 de marzo de 2014

El último de los Panero: Leopoldo María

Se fue el más Panero de los Panero, el más convulso y extremo; el último de la saga de los tres hijos de  Felicidad (ironías de los nombres) Blanc (Madrid, 1913 – San Sebastián, 1990) y del  poeta Leopoldo Panero (1909–1962).Presentados en sociedad en la desagosegante película de Chavarri "El desencanto" rodada en la ciudad de Astorga (León) y que en la década de los 90 Ricardo Franco se fijaría de nuevo para filmar "Después de tantos años" (1994), pero esta vez sin la presencia de la madre, ya fallecida. Los vástagos ( Juan Luis (1942–2013), Leopoldo María (1948–2014) y José Moisés, «Michi» (1951–2004)  los tres heridos, elegidos por las letras, por el tabaco, el alcohol y el malditismo. Linaje al desnudo, repleto de conflictos.

Leopoldo María llevaba desde 1986 que ingresó en el psiquiátrico de Mondragón, conviviendo con su locura, escribiendo y fumando. Arrastraba su malditismo, su anti-franquismo, y su formación humanista. Probó las drogas y atacó desde sus escritos la hipocresía y falsedad que le rodeaba. 

Nos deja una inmensa obra poética y narrativa para seguir leyéndole. 


Poema Unas Palabras Para Peter Pan de Leopoldo Maria Panero
“No puedo ya ir contigo, Peter. He olvidado volar, y…
Wendy se levantó y encendió la luz: él
lanzó un grito de dolor… »
James Matthew Barrie, Peter Pan.

Pero conoceremos otras primaveras, cruzarán el cielo otros nombres -Jane, Margaret-. El desvío en la ruta, la visita a la Isla-Que-No-Existe, está previsto en el itinerario. Cruzarán el cielo otros nombres hasta ser llamados, uno tras otro, por la voz de la señora Darling (el barco pirata naufraga, Campanilla cae al suelo sin un grito, los Niños Extraviados vuelven el rostro a sus esposas o toman sus carteras de piel bajo el brazo, Billy el Tatuado saluda cortésmente, el señor Darling invita a todos ellos a tomar el té a las cinco). Las pieles de animales, el polvo mágico que necesitaba de la complicidad de un pensamiento, es puesto tras de la pizarra, en una habitación para ellos destinada en el n° 14 de una calle de Londres, en una habitación cuya luz ahora nadie enciende. Usted lleva razón, señor Darling, Peter Pan no existe, pero sí Wendy, Jane, Margaret y los Niños Extraviados. No hay nada detrás del espejo, tranquilícese, señor Darling, todo estaba previsto, todos ellos acudirán puntualmente a las cinco, nadie faltará a la mesa. Campanilla necesita a Wendy, las Sirenas a Jane, los Piratas a Margaret. Peter Pan no existe. «Peter Pan, ¿no lo sabías? Mi nombre es Wendy Darling». El río dejó hace tiempo la verde llanura, pero sigue su curso. Conocer el Sur, las Islas, nos ayudará, nos servirá de algo al fin y al cabo, durante el resto de la semana. Wendy, Wendy Darling. Deje ya de retorcerse el bigote, señor Darling, Peter Pan no es más que un nombre, un nombre más para pronunciar a solas, con voz queda, en la habitación a oscuras. Deje ya de retorcerse el bigote, todo quedará en unas lágrimas, en un sollozo apagado por la noche: todo está en orden, tranquilícese, señor Darling.

“Así se fundó Carnaby Street” 1970



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